Crear un verdadero PCE, una obsesión antidialectica

 

Imaginemos que cuando los partidos socialistas de la II Internacional se decidieron a apoyar a sus respectivas burguesías en la I Guerra Mundial, Lenin propusiera que había que reconstruir los auténticos partidos socialistas, porque ya no eran socialistas, y que en adelante los obreros revolucionarios deberían formar el Partido Socialista marxista, o reconstituido, o autentico, o puro, o verdadero, o verdadero de verdad, o de izquierdas, o del pueblo, o popular, o de los obreros, o del trabajo, o reconstituido, o en proyecto, u organización para la reconstrucción del verdadero y autentico partido socialista, o revolucionario, o revolucionario de verdad, o socialista de verdad de verdad;  pero no fue así, Lenin tenía muy en cuenta las palabras de Marx, parafraseando a Víctor Hugo: "cuando un hecho histórico es una tragedia, su repetición histórica es una comedia".

¿A qué se debe esta obsesión de hispánica de gentes que se dicen marxistas-leninistas por “reconstruir el Partido Comunista verdadero de verdad?. Porque claro, para eso hay que creer que el PCE que todos los otoños aparecen en Madrid para celebrar su fiesta es más falso que un billete de 2,50 euros.

Hay que creerse también que el Partido Comunista de España, conquisto el titulo de partido de la clase obrera en la Guerra Civil de una vez y para siempre. Porque Partido Comunista, como el Dios verdadero, solo hay uno y es eterno, lo demás es politeísmo; o lo que es peor que el demonio en forma de revisionismo haya transformado a Dios para mantener a los trabajadores en el infierno capitalista.

Algo de eso deben creer nuestros marxistas-leninistas-antidialecticos, que  no acaban de entender que ser un partido que sintetice los intereses de los trabajadores, no es ni un titulo, ni una cuestión de nombre, que Partido Comunista, y partido de los trabajadores no tiene porque ser la misma cosa. Un partido puede desempeñar ese papel en un periodo histórico, y dejar de serlo en otro. Eso es lo que Lenin, con toda la razón entendía, cuando propuso cambiar el nombre de los partidos obreros revolucionarios de socialistas a comunistas.

Pero no, aquí se llevan cincuenta años intentando reproducir “una copia histórica”. Ya no bastó con el nacimiento del “verdadero y autentico” Partido Comunista, con el PCE (ml) en 1964, porque algunos dijeron que verdadero de verdad no era, y entonces nació el PCI,  PCEr, OMLE, ORT, MCE, PTE, OCE(BR), OIC, PCT, PCU, PCPE, y muchos más, que unas veces decían que el Partido Comunista se había reencarnado en ellos, y otras que la reencarnación estaba todavía pendiente. En las décadas siguientes los marxistas-leninistas hemos demostrado que somos muy productivos en eso de inventarnos nuevas organizaciones a las que transmitir el espíritu y el nombre del PCE muerto, que por cierto, muerto de verdad  no está, sino que ahora es una asociación para la celebración de una fiesta anual, una plataforma para ascender en IU, y sobre todo que ya ni quiere, ni puede, y ni está preparado orgánica e ideológicamente para hacer la Revolución Socialista.      

Quizás esta obsesión por reproducir el pasado se encuentre en el subconsciente colectivo de raíz católica, aquí se ha sustituido a Jesús, la Virgen, y los apóstoles, por nuevos  iconos objeto de adoración y veneración. No es extraño llegar a un local comunista y ver que imágenes Marx, Lenin, Engels, Jose Diaz, La Pasionaria, Togliati, El Che, Fidel Castro, Stalin, Dimitrof, Mao, u otros dioses del Olimpo, según los gustos y devoción que cada comparsa profese, sustituyen a los dioses, reyes y tribunos que la Internacional dice que no son los supremos salvadores.

A mí, todo esto no me parece muy marxista-leninista.

                               María Marco