La crisis económica en el estado español.

3. ESTADO ESPAÑOL Y LA CRISIS ECONÓMICA.

                        

En un país insuficientemente industrializado y poca productividad como España, el problema se agrava debido, en gran parte, a que la banca había apostado fuertemente por la subida del precios de la vivienda mediante la creación de una demanda artificial basándose en el crédito a la vivienda, se vio atrapada en su mismo movimiento especulativo al encontrarse con que la restricción del crédito traía como consecuencia la caída de la demanda y, como consecuencia, la bajada del precio de la vivienda, que responde como garantía por los créditos concedidos.

Así, Aunque la causa última de la crisis es la misma que en otros países capitalistas, en el Estado español se manifiesta con mayor virulencia, porque para mantener y aumentar los beneficios empresariales –llamado por ellos “salir de la crisis”- en un país de escasa productividad, forzosamente se tiene que degradar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores para favorecer la exportación y el turismo a bajo precio. Pero para mantener bajos los salarios es necesario mantener a una importante parte de la población en situación de paro.  El síntoma más visible es que en segundo semestre de 2014 contamos con la mayor tasa de paro de la Unión Europea, con cinco millones y medio -o casi seis según las fuentes-. La causa de la acentuación de la crisis en España hay que buscarla en varios factores combinados entre sí:

1.  En los últimos años la inversión de capital se ha desplazado hacia la construcción y los servicios dejando a la industria prácticamente escuálida. Eso hace que España se encuentre en una posición desfavorable para poder competir con el resto de países europeospor la sencilla razón de que la industrialización es insuficiente y deficiente.

Esto no es nuevo, ya cuando se accede a la moneda única el crecimiento de la productividad era el más bajo de UE. Lo mismo ocurre con la eficiencia en el uso de recursos materiales y humanos). España también figura en la cola de los países que emplean alta tecnología, por detrás de Portugal, Grecia, y Dinamarca. Todo ello hizo que cuando la crisis no había alcanzado todavía la gravedad que tiene en estos momentos, la producción interanual española aumentara 0,07%,y en Alemania lo hizo al 6,9%,.
 

2. Déficit permanente de la balanza de pagos como resultado de la débil estructura productiva española. Es decir, los ingresos por ventas al extranjero no logran compensar las importaciones, ni siquiera con el aporte del turismo, y ni aun con la entrada de capitales extranjeros que invierten en España. Tal desajuste obligo ya en el año 2007 a recurrir a la financiación externa en 99,868 millones de Euros.

3. Para mantener tal locura fue imprescindible, ya antes de la profundización de la crisis, recurrir masivamente a la deuda externa. Esta, que está compuesta tanto por lo que debe  el Estado como las empresas y particulares a entidades de crédito internacionales e incluso española, representaba ya en el 2007 el 145% del PIB, según el mismo Banco de España. En junio de ese mismo año, ocupaba el quinto lugar por el volumen de su deuda externa en el ranking mundial. De entonces a esta fecha la situación ha empeorado notablemente. El banco de España anunciaba que en el primer trimestre del 2012 la deuda externa representaba el 167% del PIB.

4. La Unión Europea sometió a una economía débil como la española, a tal presión que se optó por el desmantelamiento y no la modernización de gran parte de la industria, provocando la marcha de los capitales hacia la construcción, los servicios y la especulación financiera. Tanto los gobiernos del PSOE, como los del      PP, redondearon la operación con la privatización de las empresas estatales más rentables: Iberia, Banco Exterior, las eléctricas, Telefónica etc.

5. Con la entrada en la Unión Europea España quedaba condenada a ser un país mayoritariamente de servicios, no teniendo los capitales otra alternativa que lanzarse a la construcción desmesurada de viviendas como válvula de escape para sus necesidades de inversión: Esta alternativa ofrecía la posibilidad de rápidos beneficios y estaba facilitado por la vinculación que la banca mantenía con las grandes empresas constructoras. Pero para ello era necesario provocar la subida del precio de la vivienda forzando su demanda con fines especulativos. Según datos de El País, entre 1999 y 2007 se construyeron en España cuatro millones y medio de pisos, de los cuales el 40% estaba dedicado a la especulación inmobiliaria. La banca por su parte, bien dispuesta a participar en este negocio especulativo, se doto de prestamos en el exterior para atender la creciente demanda para la compra de viviendas, y consiguió endeudar de por vida a casi todos los que la necesitaban como bien de uso.

6. Estallada la crisis mundial, con la consiguiente restricción del crédito, la construcción es el primer sector en el que se notan sus consecuencias. La venta de viviendas se paraliza y, de momento, la tendencia a la baja de su precio de los pisos es frenado por la necesidad bancaria presentar beneficios contables que den una imagen de solvencia a impositores y prestamistas internacionales. O dicho de otra forma, la banca española hace todo lo posible por evitar la bajada del precio de la vivienda puesto que no  quiere declarar las pérdidas de valor que habían sufrido sus activos hipotecarios morosos.  La banca, de la noche a la mañana se encontró, con que el valor de  los préstamos hipotecarios que había concedido, tenían un valor superior al de las viviendas que los garantizaban. Finalmente bajo presión de los capitales prestamistas europeos,  a los bancos españoles no les queda otra solución que reconocer perdidas. Pero aquí es ya el Estado quien toma en sus manos la salvaguarda de los intereses de los banqueros, haciendo que sus necesidades de capitalización recaigan sobre las espaldas del conjunto de la sociedad.